Describe a los adultos de esa comunidad
Antes de iniciar el servicio
social en Valle de la Esperanza se nos proporcionaron muchas recomendaciones, así como breves descripciones de la situación en las que las personas de esta
comunidad viven. Basándonos en esas descripciones mis compañeros de equipo
y yo preparamos materiales y ejemplos que pudiesen ayudar a comprender los
temas que íbamos a abordar con los adultos que asistiesen a la sesión. De algo que
nos percatamos es que las personas de esta comunidad tienen prácticamente las
mismas necesidades y preocupaciones que nosotros. Uno de los primeros temas que
abordamos con los asistentes a la primera sesión fue el ahorro. Revisando las
terminologías como consumo inteligente, ahorro, gastos hormiga entre otros nos
percatamos que uno de los principales problemas que enfrenta esta comunidad es
la falta de información.
Revisando ejemplos dados por
los asistentes, nos percatamos que realmente las personas no saben la relación
de cuánto dinero ganan y cuánto dinero gastan. Detectamos que no existe un
control ni estructura de los gastos familiares. Realmente de un promedio de 4
integrantes por familia sólo 1 conoce (no al 100%) y trata de administrar los
gastos. Para poder resolver este problema fue necesario iniciar un proceso de
concientización con los asistentes, así como la elaboración de recomendaciones
para informarle a la familia cuál es su situación financiera. Uno de los
ejercicios que sugerimos fue aterrizar los ingresos y gastos de la familia y
compartirlos. El compartir esta información tiene como finalidad hacer
ver a todos lo miembros en que se va el
dinero y construir técnicas para aprovechar sus recursos de la mejor manera
posible. Una vez que se aterrizaron todos los gastos se sugirieron técnicas
para pronosticar cómo se iban a comportar sus ahorros en base a sus gastos e
ingresos. Esta actividad de pronóstico de ahorro tuvo muy buena aceptación,
muchos de los participantes reconocieron que es la única forma de administrar
los recursos familiares, inclusive indicaron que esta práctica debería de ser
compartida no solamente a los adultos si no a los jóvenes también para crear una
cultura de ahorro que les pudiese ayudar a formar un patrimonio.
Autor: Pablo Salvador de la Peña
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